1 de octubre de 2009

Rimas Langarianas- El Cantábrico inspira

JULIO DE 2003 DEL AÑO DEL SEÑOR

Copyright: Alvaro Otero Moyano


Relato de travesía
emprendida en Julio el veinte,
aunque aquestos sucesos
comienzan el diecinueve.

Llegamos a La Rochelle
a tiempo para almorzar
mas tuvimos que esperar,
con paciencia y con esmero,
hasta que llegara “Él”

¿Pero quién es “Él”?

Él es nuestro patrón,
un hombre de fuerte aspecto
que tiene a gala y honor
ser de natural gallego,
lo cual lleva a confusión.

Pues si en medio de alta mar
lanza una orden certera
lo corriente es observar
que el oyente no se entera:
“¿Me ha dicho larga la escota,
o por contra, cobra el muerto?
Mejor le pongo una Tónica
que con eso siempre acierto”
Y se la pone, y acierta.

Pero, a pesar de ser
su lenguaje inentendible,
hemos de reconocer
que lleva la maniobra
de una manera infalible.
Con cuatro o cinco ademanes
y al grito de: “Seréis pailanes”;
O ése otro, tan terrible
de: “Éso es una carallada”,
el que ha de cobrar, cobra
y queda la vela cazada.


Día 1º


Nos hicimos a la mar
rumbo a San Martín de Re
y la cosa empezó dura,
por culpa de una factura
no conseguimos zarpar
hasta la hora del té.

(Observe agudo lector
que no he dicho hasta las cinco,
pero crea si le digo
que tiene su explicación)

Iba además al zarpar
la tripulación diezmada,
pues siempre han sido terribles
en todo mar las resacas.

Por lo demás todo bueno,
con viento y el sol de cara
y el estómago lleno
de una rica caldeirada,
mucha risa y algún mareo,
no queda sin decir nada.

Por la noche, Pablo anuncia
“Hoy no tomo ni una copa”
Dos rones después renuncia
y decide ir a por todas;
dicen que una hora después
se le vio cantar en popa.


Día 2º

Al saber que San Martín
no es Martín sino “Martán”
nos aprestamos a huir
poniendo rumbo a Royan.

El día no pudo empezar
de manera más amable,
hizo Mª Jesús un bizcocho
que encandiló al respetable
y logramos largar velas
con el viento favorable…

Pero el diablo las carga,
Jesús dijo”¿Y el Jenaker…?
y le puso tanto ánimo
que el patrón le dio su placet.

Y estábamos izándolo
cuando en popa Lorenzo
se pone a gritar algo
que sonaba a: “soy muy tierno”
¿Qué dice, que es cariñoso?
¡Ah no, coño sin gobierno!

Y demostró, con Horacio,
ser un buen ingeniero
al reparar el guardín
que, aunque a mí que soy un lego
me suena a poli chiquitín,
resultó ser puñetero.

Ya sin más que reseñar,
Llegamos por fin a puerto.


Días 3º y 4º


Salimos ya de Royan
tomando rumbo hacia España
¡qué contento el capitán,
qué alegre va la calaña!

Además levantó el viento
y a toda vela zarpamos,
aunque no fuimos a ciento
a seis nudos sí llegamos.

El Campanilla de otrora,
demostró su expertizaje
¡consiguió izar el jenaker,
en menos de media hora!
Cuando quiere, el chico sabe.

La rutina hizo su nido,
la travesía era larga:
en cubierta Luis dormido,
y que casi se achicharra.
Campanilla y Don Rodrigo
perdiendo al mus con Eduardo
(que por cierto iba conmigo)

Lorenzo atento al retardo,
Horacio con la deriva,
el Richi con el timón,
de Pablo no sé si subía
o bajaba… ¡es de Ferrol!
Pensando Mª Jesús,
y nuestro patrón ganando
a Jesús de nuevo al mus,
las horas iban pasando…

Mas de pronto cae la noche
y con cara de reproche
el patrón dice:”¡el arnés!”
y dice Edu:”¿pero hay caballos?
Bueno, vale, ya me callo
mas no consigo entender,
para qué queremos riendas”.

Y es que la seguridad
también es a la gallega,
cada uno ha de apilar
en su espaciosa litera:
un chaleco y un arnés,
el silbato de emergencia,
quince placas reflectantes
y de niebla la sirena.

De esta forma es seguro,
si ocurre una contingencia,
que nos hallará a todos
preparados en cubierta,
porque con tanto cacharro
abajo ya no hay quien quepa.

Las guardias se sucedían,
el cronista iba dormido
pero algo sucedió
que alertó sus sentidos.

Era clareado el cielo,
las siete de la mañana,
cuando al olor del buñuelo,
del buñuelo de manzana,
en diez segundos, o menos,
se autodeclaró de guardia.

Fue un grandísimo acierto
llegar a Fuenterrabía
o, mejor dicho, a su puerto
al filo del mediodía.

Salió la tripulación
en tropel a por los pinchos:
¡El último…marinero!
el que menos tomó cinco,
cinco por bar, por supuesto.

Después de unos veinte pinchos
y correspondientes cañas,
estábamos ya ahítos;
bueno menos la calaña,
que con Luis de jefecillo,
salió a entrecot por barba.
¡Y cenaron!

Cenaron una merluza,
que nuestro patrón prepara
casi, casi a la andaluza
(si lee esto me mata).

Constaba de tres pescados
muy bien limpitos de escamas,
unos ajos doraditos,
la cebolla bien picada
y con regla y escalpelo,
cortadas van las patatas.

Hemos batido un record,
después de las comilonas
el Lángara con nuestro peso,
da más calado que eslora.

Día 5º

Zarpamos, vimos Pasajes
y después San Sebastián
que son bonitos parajes
y mereció la pena entrar.

Ya sin más novedad,
que algún que otro mareo
y tras un arroz caldoso
que resucitaba a un muerto,
conseguimos arribar
a la villa de Bermeo.

Allí nos espera Pedro,
de los mares compañero,
y con un barco envidiable
cuando salga de astilleros;
eso sí, explicando cosas,
es prolijo hasta el extremo.

Otra vez fuimos de pinchos,
acompañados de vasos
de cerveza, txacolí,
o tinto según los casos.

Saciado nuestro apetito,
la sed aún causó estragos
y las copas que servía
el buen amigo Gonzalo,
no tocan ya ni la barra
y se evaporan al rato.

¡Otra vez hubo merluza
pero esta vez no es pescado!
Unos caímos al catre,
Rodrigo cayó rodando.

Viene uno a preguntar
no se qué de una bandera
que debemos tener puesta.
El Richi, tío elegante
que cuando come se hiela,
le hace un pase de pecho
y por no buscar mas pelea,
sin que lo note el muchacho,
lo manda a freir puñetas
(que es puñetak en vasco)


Día 6º

Aunque después del cocido
todos sufríamos males
el capitán decidido
pone rumbo a Castro Urdiales.

Antes vimos el Nervión,
vamos a ser compasivos,
Bilbao es casi tan bonito
como el puerto del Ferrol;
¡Eso sí, vaya espigón!

Vamos a abreviar el rollo,
solo diré que comimos
tres toneladas de pollo
y ensaladas que, con mimo,
nos prepara el maño a bordo.

Ya atracados una ducha
en el náutico que entona,
la distancia al barco… mucha,
pero te traen en La Blancona.

El día de Santiago,
celebramos Santa Ana
con una copa en la mano
y de gorra, chorizada;
hablando de gorra…

Fue anécdota señera
que Nelson esa mañana
con el clavo en la cabeza,
para que no se oxidara
se duchó con la visera,

y decía: “Si cae agua
¿cómo está mi nariz seca?”
Se la quitó sin tardanza
dicho sea en su defensa.
Volvamos…

Cayó la noche en Castro
y al lado de la goleta,
se empieza a escuchar un rastro
de jolgorio y de verbena;

Por supuesto, allá que vamos,
y ¡qué quieres! trenes, congas,
Paquito el chocolatero…

Y una copa, y otra copa
y salimos de ese puerto
en busca de chicas monas
para todos los solteros.

¿Qué cómo acabó la noche?
Por lo poco que recuerdo,
de risas hubo derroche,
de ligues ni medio acierto.

Día 7º

Salimos de Castro Urdiales
cuando rondaban las diez,
por Dios que había que ver
la cara de los chavales,
¡Si es que no saben beber!
Y para colmo de males,
está en fiestas Santander
no hay hígado que resista.

Siguiendo lo habitual
un refrigerio ligero,
judías pintas y tal…
que acompañan con esmero
la chistorra y el chorizo
y para acompañar,
el pollo que ayer se hizo.

Y no podía faltar
de merluza, medio guiso,
un poco de arroz, total
cuatro platos light, lo dicho
que vamos a adelgazar.

Me pongo serio un momento
porque de verdad lamento
que se haga al mar tanto daño
que en un momento de baño
nos ha puesto el chapapote
negros de pies a cabeza
¡Estoy hasta el cogote,
de que haya tanta vileza!

Pero estaréis conmigo,
que aquí, en la mano un ron
y rodeado de amigos,
en este precioso muelle
dedicado a Calderón,
el viaje que comenzó
en Francia el día veinte
no puede acabar mejor.

Y el año que viene más,
Pues eso… Quedad con Dios.


8 de septiembre de 2009

Cascais, cascaís!!


Capitán: Miguel Montero
Tripulantes: Yago García (la rubia), Alfonso Balderrábano, Manolo Gordillo, Manuel Fernández (Lucky), Fernando Sánchez (el Perrini), Irene Socas (la rubia, también), María, (Héctor, Guillermo y Angel, hasta Sanxenxo
)

No hace mucho tiempo, concretamente el verano del 2003, un grupo de valientes marinos se aventuró por el Océano Atlántico en pos de la búsqueda de vientos favorables, nuevas aventuras y paisajes de ensueño.

Bueno, lo cierto es que el primer día, el 8 de Agosto, a las pocas millas después de zarpar de La Coruña entramos en la más profunda de las tinieblas provocadas por una densísima niebla que desorientaba al más pintado y el radar comenzó a hacer su trabajo sin sospechar el pobre engendro que tendría que emplearse a fondo en los días venideros. Optamos pues, por dirigirnos Sada y de paso hacer acopio de pescado, que dicen es muy bueno para la vista.

El segundo día pusimos ya rumbo hacia los “mares el sur” con escala inesperada en el puerto pesquero de Camariñas, (“Ao pasar por Camariñas cantando, as nenas de Camariñas quedan no rio lavando…” Y yo doy fe que eso no tiene nada de cierto). De los estragos que produjo esta parada nocturna en los más jóvenes hablaremos en otro momento, o mejor será no hablar. Dejando atrás Camariñas y el espeluznante Cabo Vilán, cruzamos en el día siguiente los míticos cabos de la Costa de la Muerte, Touriñán y Finisterrae, donde la atronadora bocina de este último avisaba de una niebla que afortunadamente dejaríamos en las Rías Altas. Braceamos nuestras velas con decisión, y con viento de proa apuntamos hacia Portosín, donde llegamos con cierto retraso por las ceñidas a rabiar que teníamos que marcarnos, pero llegamos.

En la mañana del día 11 arrumbamos hacia el lugar más de moda de la costa gallega, Sanxenxo, en donde no tuvimos más remedio que conocer su vida nocturna, no sin que nuestro patrón fuera antes vilmente atacado por una faneca brava directamente en un flanco de su pie izquierdo mientras se tomaba un baño en la playa de Silgar. Pero, para estar herido, ¡milagro, aún bailaba! no sabemos si de alegría o porque el picotazo debía de escocer lo suyo. Saturados por tanto glamour y despiporre, zarpamos hacia los relajantes alrededores de las Cíes, en donde un glorioso baño, con la Goleta al pairo pues tal era la calma reinante, acabó con la modorra que arrastrábamos desde nuestra salida de Sanxenxo. Luego, por la tarde, se levantó viento que intentamos aprovechar, mas otra vez era del Sur, por lo que el avance fue escaso, aunque bregado.

El viento cayó y ya con motor, enfilamos Viana do Castelo, donde nos habían asegurado que podíamos recalar, pero al llegar por la noche, cuál fue nuestra sorpresa que nos reservaban un lugar con espacio para atracar un chinchorro como mucho; los 18 metros de eslora y las 40 Tm de acero del Lángara eran demasiadas para unos pantalanes estrechos e inseguros, por lo que el patrón decidió dar media vuelta y pasar noche en la mar, partiendo hacia refugios más favorables.

Llegado este momento, no quisiera olvidarme de narrar como un tripulante amigo de Lucky, que a instancias de éste, embarcó en Sanxenxo la tarde del viernes con todo su equipo de pesca y con la promesa de dejarlo en Viana en cuanto atracáramos allí para que al día siguiente pudiera cumplir con sus obligaciones laborales, vió con los ojos desorbitados y la mandíbula desencajada hasta la altura del ombligo, como las luces del puerto se alejaban cada vez más, después de haber estado a punto de desembarcarse con todos sus aparejos en el pantalán del náutico de Viana. Se le vió esa noche cavilando miles de disculpas que resultaran creíbles cuando al fin se presentara en tierra, y yo aseguro que se le oía de vez en cuando exclamar por lo bajini frases cortas como “cabrones…, Lucky, te mataré…...”, y más lindezas por el estilo que me niego aquí a reproducir.

La luna, llena y oronda como un queso gigante, rielaba sobre la mar y sobre los lomos azulados de unos delfines que nos acompañaron durante un buen rato. Por desgracia, de nuevo la niebla vino a visitarnos, pero ésta no sólo era espesa, sino que mojaba más que estar dentro del agua. Dispusimos las guardias nocturnas, imprescindibles para identificar los ecos que nos daba el radar y aguzar el oído, pues los de pesqueros portugueses sin luces nos cruzaban a toda velocidad provocando algún que otro zafarrancho.

Sin mayores contratiempos dejamos atrás Oporto, con un intenso tráfico de grandes mercantes, y nos dirigimos a Figueira da Foz, en donde arribamos a media mañana del día 14 para darnos una reparadora ducha que, esta vez de verdad, nos habíamos merecido. Ni que decir tiene que el tripulante convertido hasta ahora en polizonte forzoso, en el momento del atraque y sin decir ni pío y jugándose el tipo, se lanzó como un poseso desde el barco, que todavía mantenía una distancia considerable al pantalán, porque no fuera a ser que otra arroutada del patrón lo llevara hacia a una nueva e incierta singladura. Ni miró atrás para despedirse, y bien es cierto que a estas alturas no se le debe reprochar. Tras breve estancia en Figueira, partimos para Nazaré con brisa ligera, tiempo excelente y sol quemante(nuestra piel daba buena fe de ello) en donde recalamos un día y dimos cuenta de su rica gastronomía local y de deliciosos destilados de coco. Aviso a los navegantes: los gigantescos mosquitos que habitan en el puerto de Nazaré no se andan con rodeos a la hora de agasajar al visitante con dolorosas sesiones de picotazos cuyos efectos tardan varios días en desaparecer.

Nos encaminamos ya hacia la última parte de nuestro viaje, Cascais, adonde teníamos previsto llegar para el fin de semana, cumpliendo al fin el pronóstico arribando a su costa al mediodía del día 15. El sábado celebramos a plan el cumpleaños del tripulante D. Manuel Gordillo, muy querido por todos, que cumplía más del doble de los años que aparenta por su jovialidad y buena disposición. Navegamos por el estuario del Tajo, magnífico e imponente, donde gozamos de buen viento de tierra y desplegamos todo el velamen así como el pabellón español, enorme, para darnos a conocer. Igualmente conocimos Cascais, y visitamos por tren Lisboa, en donde merodeamos por Alfama y todo el casco antiguo. Soberbio!!!

Llegaba ya la hora de las despedidas, y los madrileños marcharon por vía férrea a la capital, mientras los restantes nos dirigíamos a la Goleta a recibir al relevo recién llegado de Coruña, que llegaban frescos y deseosos de navegar. Tras cena de confraternización, nos amontonamos sin problemas en el barco, comprobando nuevamente con asombro la gran capacidad de bienvenida del Juan de Lángara.

Tristes y pesarosos, a la mañana siguiente tocaba volver a las obligaciones diarias, al trabajo lejos de la mar salada y de los delfines. Nos abrazamos los unos a los otros, y mirando hacia atrás partimos lejos de nuestra querida Goleta, que a buen seguro nos esperará ansiosa para compartir nuevas aventuras.

3 de septiembre de 2009

Cutty Sark 2002



La Coruña a Estepona (Etapa de transporte).-
Capitán: Fermín Corrochano. Oficiales: Fernando Gil y Fernando Sánchez.
Tripulantes: Juan Gil Careaga, Juanelo Pita-Romero, Francisco Núñez, Javier Mareque, Rafael Argenti, Arturo Ramírez, Pablo Méndez y Josechu Salgado
.

El día 20 de Junio de 2002, después de cenar en el R.C.Náutico salimos de La Coruña en demanda del puerto portugués de Cascais. Debido a la falta de viento navegamos a motor con buen tiempo hasta el mediodía del 22 cuando, entre las islas Berlingas y cabo Carboeiro entra un buen viento del noroeste que nos lleva hasta Cascais donde amarramos al anochecer.

En este puerto desembarcan los tripulantes Javier Mareque, Francisco Núñez y Arturo Ramírez, y embarca Josechu Salgado, se hacen las visitas obligadas al Comodoro del Club Náutico y al Capitán del puerto y se toma el "descanso" necesario.

El 24 de Junio al mediodía, izando las velas adecuadas ante un duro viento del noroeste y mar formada, nos hacemos a la mar en demanda de cabo San Vicente a donde se recala a las 03.00 de la madrugada, habiendo conseguido la punta de máxima velocidad de 13.8 nudos a la altura de Sines estando en el timón Juan Gil, al tiempo que a bordo se festejaba su santo y el de Juanelo. Al abrigo del cabo la mar se queda y arriban a Lagos a las 06.00h entre una ligera bruma, agradable olor a jara y ante la inédita vista del Baluarte del siglo XVI totalmente iluminado

El mismo día 25, después de cumplir con sus obligaciones, con el barco debidamente engalanado para dar testimonio de su presencia y saludar a la Villa, partimos sin destino prefijado deseando un buen viento para cruzar el estrecho de Gibraltar. Navegando con buen tiempo Fernando y Juanelo elaboran un magnífico guiso que fue regado con un buen vino cuidadosamente elegido por el sumiller.

A las 09.00h. del día 26 están situados a la altura de Trafalgar y, con un favorable viento de poniente cruzamos el estrecho. Recalamos en Gibraltar para hacer gasóleo y sin más incidentes arribamos a Estepona al final de la tarde.

Copio el última párrafo del informe del capitán: "No me queda más que hacer constancia del EJEMPLAR COMPORTAMIENTO Y ESPIRITU DE LA TRIPULACION, guiados por la PROVERBIAL PERICIA Y PRUDENCIA DE NUESTRO MAGNIFICO CAPITAN, que supo repartir adecuadamente las copas y la organización a bordo (cocineros y sumiller), así como las visitas a los puertos y las recepciones de las que fuimos objeto. VOLVEREMOS.

Viaje de ida: Transporte

Capitán: José Etcheverría. Oficiales: Marta González-Tejero y Juan Ignacio González Soriano. Tripulantes: Ana Alonso Junquera, Sra. de González Soriano, Santiago Bobo, José Vergara y Luis Arribas.

Después de dos días en Estepona, y con un completo cambio de tripulación se navega con buen tiempo, mucho sol y nada de viento durante cinco días. Se tocaron los puertos de Motril, Aguadulce (Almería) y Cartagena arribando a Alicante el día 3 de Julio.

Durante los días de estancia en Alicante se realizan las labores de aprovisionamiento, se cambia la tripulación con las normales inconveniencias del "overbooking" y se participa en las actividades organizadas para el evento: competiciones deportivas, donde se consiguieron sendos trofeos en remo y vela, fiesta y desfile de tripulaciones, recepción y fiesta de capitanes, además de disfrutar del ambiente festivo que se genera con motivo de la Regata. Esto se repetirá en todos los puertos base de la misma.


Primera regata: de Alicante a Málaga.

Capitán: Jose Etcheverría. Oficiales: Carlos Cuellas y Juan Ramírez
Tripulantes: Ana Rey, Jesús Castañón, Elena Navarro, David González Osende, Mercedes Jul, Pete González-Valerio, Paloma Botas, Fátima Gollarrola y Sergio Mezquidiz.



En la mañana del 8 de Julio se sale del puerto de Alicante para participar en la Parada de Vela, al frente de la cual navegaba el Juan Sebastián Elcano seguido de los otros 20 participantes , entre los que se encontraban los grandes clase A ("Mir", "Palinuro", "Pogoria", "Kaliakra", "Lord Nelson", "Stavros Niarchos" y "Asgard II", y otros tres representantes de La Coruña: "Fast Ferrari", "Lua Dos" y "Marineda" de la Escuela de la Marina Civil.

Se establecen tres turnos de guardia , el capitán con Pete, Paloma y Ana, Carlos con Elena, David y Sergio y Juan con Fátima, Mercedes y Jesús. Como es usual en el Lángara, se intercalan en cada uno personas con experiencia con otras que no la tienen consiguiendo así grupos equilibrados. La derrota elegida fue alejada de la costa, entre 40 y 60 millas, buscando un posible viento de levante que no llegó, y con la única comunicación de la onda media.

Dado el escaso viento que existió a lo largo de la etapa se navegó con toda la vela, en ceñida y tratando de aprovechar al máximo ya que los rumbos que se conseguían no eran los más deseados. Sólo cabe destacar un viento favorable de levante en el seno de Almería en donde se pudo estrenar el nuevo spi asimétrico del barco. Pasada esta zona en viento volvió a rolar a la proa y se fue quedando hasta desaparecer. Ante esta circunstancia el Director de la Regata decidió la llegada en la mar a una determinada hora, y se prosiguió la navegación a motor hacia Málaga, llegando a este puerto después de la noche entera de navegación, siendo cariñosamente recibidos con mangueras de agua por los tripulantes coruñeses de los barcos rápidos, Fast Ferrari y Lúa Dos. Se consiguió un meritorio tercer puesto de la clase y séptimo en la general.


Segunda regata: de Málaga a La Coruña

Capitán: Antonio Vilar Roca. Oficiales: Jorge Etcheverría y Horacio Tenreiro. Tripulantes: Sonia Placer, Esteban Marcos, Esther Panizo, Beatriz Gordillo, Mercedes Jul, Jesús Castañón, Jorge López y Sergio Mezquidiz.

El martes 16 de Julio, día de la Virgen del Carmen patrona de los marineros, después de la Parada de Vela efectuada a una milla de la costa malagueña, pusieron rumbo 240 hacia el estrecho de Gibraltar con objeto de tomar la salida que se establecería en las inmediaciones de Cádiz a las 16.30h. del siguiente día. Al embocar el estrecho las miradas se dirigieron hacia el islote Perejil, y pudieron ver movimientos de buques y aviones militares. Después de una parada en Gibraltar cruzan de noche el estrecho y llegan a la zona de salida, cuya línea finalmente se establece a unas 4 millas al WSW del Castillo de San Sebastián. A continuación de los barcos grandes de clases A y B salen todos los demás con un hermoso levante de fuerza 5-6 que les permite una buena velocidad, situación que se mantiene hasta alcanzar la costa del Algarve en donde empieza a escasear.

Al amanecer del día 19 pasan por el cabo San Vicente con vientos suaves del NW, que prácticamente ya no les abandonarían en el resto del viaje, obligándoles a navegar en largas y tediosas ceñidas. El buen tiempo empezó a ceder y aparecían ocasionalmente ligeras nieblas y lloviznas. El 20 a mediodía alcanzan a la "Graciosa" que transborda a un tripulante con varias costillas rotas a una patrullera portuguesa, a la altura del cabo Espichel, y poco después se establece un NW de fuerza 5 que les acompaña hasta cabo Carboeiro. El viento escasea de nuevo y se presenta la neblina acompañada por mar de fondo de 1 a 2 metros; así se pasa el "way point" de Farilhoes.

Al atardecer del día 21, a la altura de Nazare, reciben agradablemente un viento del W fuerza 2-3 que les permite mantener con holgura el rumbo norte deseado. Alternan la navegación con las labores de mantenimiento, limpieza y orden, y de esta manera alcanzan Aveiro al anochecer del día 22, ya con vientos muy flojos del NNE aunque con luna llena y mar en calma. En este momento empiezan a dudar de alcanzar La Coruña a tiempo para el día 25.

Amanecen el día 23 a la altura de Leixoes con buen tiempo, pero poco después entra el NW con niebla, fuerza de 4 a 6 y acompañado de un fuerte maretón. Se rizan las velas mayor y entrepalos y se reduce el génova. La velocidad aumenta pero los rumbos son insatisfactorios y la navegación se hace desagradable; algunos tripulantes se marean y la elevada humedad molesta en buena medida.

El miércoles 24, al orto, cruzan la línea de la frontera con mejor tiempo y vientos más abiertos, que permiten mejores rumbos, y los ánimos se levantan por la proximidad de las rías gallegas. Se continúa la singladura superando las islas Cies y Ons, hasta las 17.00 UTC cuando el Director de la Regata anuncia la llegada en la mar. El Juan de Lángara estaba a unas tres millas al SSE de la isla de Sálvora.

Con motor se sigue el viaje y se remonta Corrubedo, Louro, Finisterre, Touriñán, Villano y Sisargas, llegando a La Coruña felizmente en la mañana del día 25, Santiago Apóstol, patrón de Galicia. El recibimiento que les hicieron los coruñeses y sus amigos fue apoteósico, y no faltaron las salvas de cañón, las sirenas, los aplausos y una alegría generalizada.

Crucero en Compañía: de La Coruña a Santander

Capitán: Miguel Montero. Oficiales: Rafael Otero Tripulantes: Esteban Marcos, Jesús Castañón, Mercedes Jul, Héctor Fernández Pardo, Irene Socas, Juan Botas, Ana Alonso, Antonio Porteiro, Agustín Sánchez Temprano y Javier Fernández Veiga.

En el puerto de la Coruña se reunieron las dos flotas, que habían salido de Alicante y del puerto francés de Brest, para proseguir conjuntamente hacia Santander y Portsmouth donde finalizaría la regata.

La goleta Juan de Lángara permaneció atracada en la dársena de La Coruña junto con el resto de los participantes en la Cutty Sark Tall Ships’ Races haciendo gala de su condición de velero anfitrión, en uno de los puertos de más renombre en la historia de esta Regata. La goleta, estandarte de la Asociación del mismo nombre, fue el punto de referencia durante su estancia en nuestra ciudad, pues su participación en la organización del evento dejó constancia de que la experiencia y la ilusión, unidas a la motivación, la iniciativa y el compromiso de los voluntarios, son los valores más importantes para conseguir que el gran espectáculo multitudinario que ofrece la Regata, haya sido un éxito sin precedentes.

Al mediodía del 29 de Julio la goleta larga amarras para situarse en la cabeza del gigantesco convoy de los casi 80 barcos que tomarán parte en la Parada de Vela, ante un enorme número de coruñeses y visitantes que seguían asombrados las evoluciones de los navíos participantes. El Juan de Lángara seguido de cerca por el resto de los veleros, se dirige al barco de Autoridades “Serviola”, para corresponderle con el saludo oficial que marca el fin de la estancia de los navios en la ciudad que los ha acogido.

A diferencia de las etapas de regata, la organizada como “Crucero en Compañía” (“Cruise in Company”), en la que los barcos navegan relajadamente con intercambio de tripulaciones, y se reúnen libremente en los puertos intermedios de recalada, tiene como objetivo el fomentar el conocimiento y la convivencia entre los tripulantes de distintas culturas, lenguas y muy lejanos lugares de procedencia.

Así el Lángara se dirigió a Cedeira ayudado por suaves brisas del NW y un tiempo que invitaba a disfrutar de las maniobras en la cubierta y a romper el hielo entre los jóvenes tripulantes. A las 21.00h. arriban a Cedeira y coinciden con otros barcos de la regata. Una vez amarrados y a la vista de que la lonja estaba abierta, adquirieron un grandioso rape que la tripulación disfrutó al día siguiente, habida cuenta de la maestría del capitán en la preparación de dicho manjar. La noche fue propicia para pasearse hasta el centro del pueblo y compartir con otras tripulaciones el tiempo y la conversación hasta altas horas.


A primeras horas de la tarde del día 30, con viento fresco del NW se navega hacia los cabos Ortegal y Estaca de Bares a una velocidad de 8 nudos con el único sonido del viento en las velas y el golpeteo del mar en el casco. Al anochecer se da rumbo a cabo Peñas, se preparan las medidas de seguridad para navegación nocturna, y el buen ánimo a bordo no permite dormir a los que les correspondía descansar que se quedan departiendo agradablemente en una noche tranquila. El 31 amanece en calma de modo que se arranca el motor y se recala en Gijón a las 17.00h. La vista de las animadas terrazas y los surtidos mesones presagiaban una feliz estancia en tierra una vez finalizadas las obligadas labores de limpieza y estuviera el barco arranchado.


El 1 de Agosto se sigue navegando con viento favorable del W y buen tiempo muy cerca de la verde costa asturiana, arribando a Lastres con luz suficiente para admirar el encanto marinero de su puerto. Allí se encontraban ya amarrados una decena de barcos de la regata y, con tal motivo, la tripulación del Lángara organizó una fiesta a bordo a la que acudieron todas las tripulaciones.


Al siguiente día, y habida cuenta que la noche fue más larga de lo habitual, se amaneció tarde y se empezó a navegar después de comer. Una vez izado todo el trapo y casi sin pretenderlo, debido a la proximidad de los barcos, afloró el espíritu competitivo que los navegantes a vela llevan dentro y comenzó una regata, informal pero real, en la que cada uno utilizó sus mejores recursos para no quedarse atrás. A las cuatro de la madrugada el viento desapareció y los motores volvieron a sonar rumbo al cabo Mayor, antesala del puerto de Santander.

Cuarta regata: de Santander a Portsmouth

Capitán: Aurelio Fernández Lage. Oficiales: Antonio Vilar Roca Antonio Vilar Perón. Tripulantes: Juan José Fernández Teijeiro, Alex, Irene Marcos, Jesús Castañón, Mercedes Jul, Antonio Porteiro, José Luis Villar, Pablo Cervera y José Luis Anduix.

En Santander fuimos tratados maravillosamente, especialmente por Benjamín García Pastor, Eduardo Ansorena y todo su equipo, que además de invitarnos a cualquier sitio nos ayudaron desde el cambio de un cable de gobierno hasta guardar la moto de Antonio hasta nuestra vuelta 22 días después. Tampoco podemos olvidarnos de Juanjo F. Teijeiro y su Centro Gallego de Santander, que se deshizo en atenciones hacia nosotros. Asimismo un gran recuerdo para el Club Marítimo y su presidente Antonio Pere.

Al cabo de unos días muy agradables y plenos de actividad en una ciudad con un ambiente alegre y divertido, soltamos amarras a las 13.00h del día 6 de Agosto y nos hicimos a la mar con una lluvia fina y persistente que nos obligaba al uso de ropas de agua. Nos dirigimos a la zona indicada para la Parada de Vela, unas tres millas al norte del Castillo de La Magdalena, preparándonos en la cabeza de la flota ya que el Comité del Puerto había tenido la gentileza de disponer el segundo puesto para el velero representante de La Coruña, a continuación del Bon Temps que representaba a Santander. Al no llegar a tiempo éste el Lángara navegó otra vez en primera posición,a la proa del Sedov, rumbo a la ensenada del Sardinero donde estaba fondeado el Barco del Saludo. Finalizada la Parada nos dirigimos al área de salida situada aproximadamente 2 millas al norte del Mouro, con tiempo casi despejado y una fresquita brisa del W. Salimos en la quinta oleada , ya apenas sin viento y después de un ligero abordaje con un polaco que hizo una extraña virada en redondo para no comerse la línea de salida, pero que al menos pidió disculpas tímidamente.

La noche y la mañana siguiente se caracterizaron por la falta de viento, hasta que al atardecer entró de NNW y fuerza 2-3 y navegamos amurados a babor con buen andar. El día 8 el viento arrecia a fuerza 5 con la misma dirección y nosotros seguimos a la misma amura. La mar pasa a ser marejada y poco después a fuerte marejada. Rizamos la mayor.

En este punto hemos de decir que nuestra táctica de rumbo obedecía a la predicción meteorológica que daba vientos del W hasta el día 9, rolando posteriormente a NE despues de unas 12 horas de vientos variables. Desgraciadamente no fue así porque el viento permaneció entablado del NNW y reforzándose cada vez más.

Desde el anochecer del día 8 hasta el amanecer del día 11 tuvimos un tiempo durísimo con viento de NNW fuerza 7 con puntas de 8, y, lo que es peor, olas de 5 metros de altura del WNW; estos datos los repetían los patrulleros escolta de la flota del bonito, que se encontraba agrupada en tres zonas, dos de ellas próximas, capeando el mal tiempo. La visibilidad se reducía por momentos debido a chubascos y cerrazones, las medidas e instrucciones de seguridad se extremaron al máximo y la comida caliente se reducía a sopas hechas en la olla a presión.

Las averías empezaron a suceder y así rompió alguna pasteca, el foque intermedio por el puño de amura pero se le pudieron tomar tres vueltas y siguió navegando, la driza de la vela de estay que hubo que recogerla y la mayor nueva a pesar de que tenía dos rizos tomados. Por unas horas estuvimos navegando solamente con el foque ante el riesgo que suponía hacer cambios de vela o reparaciones durante la noche. Mención especial hemos de hacer del fabuloso comportamiento de Tony Vilar en los momentos difíciles; también fue encomiable la ayuda de Alex y los chicos más jóvenes que nunca se arredraron. Por las comunicaciones con el Race Control y entre barcos nos fuimos enterando de la retirada de veleros participantes, bien por palos rotos, otras averías o por la dureza del temporal.. Al final fueron 23 los retirados.

La primera virada la hicimos al oeste de Belle Isle y nos encontramos con el oleaje prácticamente de proa que hacía la navegación de ceñida insoportable con enormes pantocazos. En la siguiente dimos rumbo al sur de Ouessant (Ushant), para volver de nuevo hacia el W a las primeras horas del día11. Por la mañana empieza a ceder el tiempo y el viento se queda en fuerza 6-5, aunque la mar persiste hasta la noche cuando las olas y el viento siguen cediendo.

La noche se queda relativamente aceptable y viramos en busca del inalcanzable “way point Janet” situado a unas 50 millas al NW de Ouessant fuera de la zona de paso de los grandes buques. En la primera guerdia nos cruzamos con 61 de ellos. El día 12 se queda bastante el viento y navegamos despacio hasta que montamos el w.p. en las primeras horas del 13. La calma va a mayores y a las 00.00h del 14 el director de la
regata procede a la llegada en la mar, dando por radio cada barco su posición a dicha hora.

Este día nos entra un viento del W fuerza 3 con la mar buena y tiempo despejado, que nos compensa de todo lo anterior. Entramos en el canal y, al anochecer y quedarse el viento, arrancamos el motor y damos rumbo a St. Catherines’ Point al sur de la isla de Wight a donde llegamos a las 03.00 del día 15, esperando allí y controlando la corriente de 5 nudos durante unas horas para proceder a la entrada en Portsmouth a las 09.00, atracando en el muelle de Gunwharf a las 10.00h.

Los días de estancia en Portsmouth estuvieron llenos de la actividad acostumbrada en cada puerto anfitrión, matizada además con el sentimiento nostálgico que se presenta cuando algo importante se está acabando. Así se fueron sucediendo las recepciones, los deportes, las reparaciones (especialmente velas y aparejos), el desfile de tripulaciones y la entrega de premios, la fiesta de los tripulantes y la cena de capitanes, y al fin la Parada de Vela. Se desarrolló en aguas próximas a Portsmouth desde la bocana y en dirección a Southampton, dentro del Solent, y allí los 70 barcos participantes fueron acompañados por miles de embarcaciones de todo tipo, formando una enorme flota que dio lugar a un espectáculo pocas veces visto. La costa estaba repleta por una abigarrada multitud que seguía atentamente las evoluciones de los barcos con sus velas desplegadas, y alguien, que había presenciado actos como este en San Diego, Sidney o Auckland aseguró que no había visto nada parecido.

Otra experiencia entrañable, y muy bien valorada tanto por la flota y la organización como por los ciudadanos de Portsmouth, fue la visita de un grupo de niños de 8 a 10 años de la Organización Local para el Entretenimiento de los Niños de la ciudad a bordo del Juan de Lángara, organizada por nuestra oficial de enlace Alex. Allí fueron obsequiados por los tripulantes más jóvenes que les enseñaron el barco y les obsequiaron con una pequeña fiesta, haciéndoles pasar un tiempo maravilloso en el barco español y proporcionándoles un recuerdo imborrable.

Viaje de vuelta: De Portsmouth a Santander

Capitán: Aurelio Fernández Lage. Oficiales: Antonio Vilar Perón y Alfonso Balderrábano. Tripulantes: Luis Agreda, Manuel Gordillo, Larry Huaola, Irene Marcos, Santiago Alvarez de Toledo, Mercedes Jul, Jesús Castañón, Pablo Cervera y Jorge Amiano.

Al finalizar la Parada de Vela, y gracias a la amable invitación de Julian Yeardley capitán del Kukri y otros más, amarramos en el puerto deportivo de la Marina Británica, en Gosport donde hicimos los últimos preparativos para el viaje de vuelta, y el lunes 19 de Agosto, después de una reunión de los puertos de escala de la Cutty Sark y la ISTA en donde se hizo balance de la Regata, nos hicimos a la mar a última hora de la tarde.

Cruzamos el Canal de La Mancha con buen tiempo y nada de viento, poniendo especial atención al tráfico de barcos en la zona de Les Casquets, y arribamos a media mañana a Saint Peter Port en la isla de Guernsey (Channel Islands), donde hicimos gasóleo, compramos un buenísimo rape para hacer la caldeirada y deambulamos por la ciudad. A la mañana siguiente salimos muy pronto en demanda de Lesardrieux en el norte de la Bretaña francesa, con otro día espléndido, navegando primero a motor y después a vela al entablarse viento favorable , a donde llegamos a las 14.00h.. Era una ría preciosa, verde y plagada de pequeñas islas y rocas, por la que navegamos 5 millas hasta llegar a una pequeña villa con su puerto deportivo bien preparado. Allí se desembarcó Antonio Vilar con el objeto de visitar a su abuela que vive al sur de Brest.

Los que nos quedábamos, a la vista del buen tiempo reinante y el largo viaje que debíamos hacer, tomamos la decisión de seguir navegando y aprovechar esta favorable condición. Hemos de decir en este momento que el parte meteorológico francés predijo durante cinco días seguidos una altura máxima do las olas de 10 cm., lo cual se cumplió con toda exactitud de forma que nos permitimos navegar por los pasos más difíciles y, hasta ese momento, desconocidos para nosotros. Así, a la mañana siguiente atravesábamos el Chanel de Four (entre Ouessant y tierra) con algo de niebla, y desde Les Vieux Moines arrumbábamos a Brest. Allí fuimos muy bien recibidos por el Concejal de Comunicación del Ayuntamiento y por Jean Michel Crewe, organizador de la etapa en el puerto de Brest.

Cerca de las 14.00h., y después de ponernos de acuerdo con Antonio para embarcarlo de nuevo, partimos de Brest rumbo a Lorient, cruzando el paso del Raz de Seine con una corriente favorable de 8,5 nudos comprobando la importante estela que marcaban en el agua las torres de los faros de La Vieille y La Plate. Llegamos al amanecer a la isla de Groix y entramos en Lorient para recoger a Antonio, saliendo a continuación rumbo a La Rochelle.

El único inconveniente mecánico del viaje se nos dio esa mañana cuando el motor se apagó por suciedad en el filtro de gasóleo, que rápidamente solucionamos con uno de repuesto. En esta singladura nos acercamos a Belle Isle la cual admiramos desde el barco, mereciendo especial atención el puertecito de Le Palais
. Sin perder más tiempo, para llegar con buena marea y poder entrar, dimos rumbo a La Rochelle y amarramos en el puerto de Minimes a las 09.00 para después, a las 17.00,
cambiar al puerto interior de esclusa donde
pernoctamos. En este puerto visitamos la ciudad antigua, paseamos por el viejo puerto en donde el ambiente era espectacular, y cenamos en el conocido Chez Andres donde el propio dueño nos agasajó con cantidad de regalos y atenciones como tripulantes del Juan de Langara, "el barco español de la Cutty Sark"

El lunes 26 el tiempo era otro; salimos a las 08.00h con una cerrazón y lluvia que reducían la visibilidad a 1/4 de milla. Se entabló muy pronto viento del NW por lo que navegamos a vela todo el día y parte de la noche. A la mañana siguiente Fuenterrabía nos recibió con un importante diluvio que nos obligó a cambiar de ropa al acabar la maniobra de amarre. Después de una comida en donde alguno disfrutó de la carne roja a la plancha con cierta gula, nos despedimos de Luis Agreda y Santi Alvarez de Toledo, que ya no nos acompañarían a Santander.

Por la tarde pusimos la proa rumbo a Santander y soportamos la peor noche del viaje de vuelta; no había viento y teníamos un maretón del norte que nos cogía atravesado. Por si fuera poco, a las 05.00, entraron la niebla y la cerrazón con lluvia que nos acompañaron hasta Santander, en donde entramos a las 10.00 con una visibilidad de 200 metros. Lo único a destacar en esa desgraciada noche fueron las apuestas que se cruzaron sobre la identidad de un enorme objeto no identificado y muy iluminado, que al final resultó ser la plataforma de prospección petrolífera situada en dicha ruta.

De Santander a La Coruña

Capitán: Aurelio Fernández Lage. Oficial: José M. Martínez Mayán. Tripulantes: Irene Marcos, Mercedes Jul, Jesús Castañón López, Pablo Cervera, José Viñas, Carlos Martínez, Francisco Pérez Polo, Elsa Cebreiro, Sonia Cendón y parcialmente Anabel García y Jesús Castañón Rodríguez.

El día 29 de Agosto, después del cambio de tripulación y con el descanso suficiente, nos hicimos a la mar antes del alba . La mar se había quedado y navegamos sin viento casi todo el día a una velocidad de máquina entre 7 y 7,5 nudos, de modo que a las 17.00h. estabamos el Lastres. Debido a la hora que era y a las ganas de los jóvenes por "visitar" Gijón cambiamos los planes y amarrábamos en Marina del Cantábrico a las 19.00h. Todos disfrutamos, cada uno a su estilo, y, una vez cumplidos los objetivos y dormir (unos más que otros) salimos a la mar ya entrada la mañana.

Los días siguientes fueron muy parecidos. Visitamos Cudillero, Luarca, Ribadeo y Cariño, y saludamos a viejos amigos y autoridades de los puertos, dentro de un ambiente relajado de crucero tranquilo. El tiempo era bueno con olas de menos de 1 metro y viento del NE que se presentaba al mediodía y nos permitía navegar agradablemente a vela; especialmente espectacular fue la entrada en popa por la ría de Ortigueira con el viento soplando con fuerza 5-6 desde el islote de La Coelleira.

El día 5 salimos de Cariño con niebla que no nos permitió ver los acantilados de Teixido, después de cruzar el paso de los Aguillones de Ortegal. Al atardecer entramos en Sada donde poco más tarde hacíamos la cena de despedida en un pequeño restaurante del puerto. A la mañana siguiente, lloviendo ligeramente, salimos y, después de una visita a Ares, donde nos reunimos con Antonio Vilar y su hermana, los Castañón nos obsequiaron de una forma magnífica. Arribamos a La Coruña el día 6 de Septiembre a las 18.00h., al cabo de 80 días de navegación.



Agradecimientos

Ayudar a descubrir el mar a todos sin convertirlo en un negocio sería una quimera sin la ayuda de instituciones y personas que, de un modo u otro aportan sus granitos –a veces sacos- de arena en esta apasionante aventura. Como es de bien nacidos es el agradecidos, desde estas páginas nuestro más sincero y profundo agradecimiento a las siguientes entidades:

Ayuntamiento de La Coruña
Portos de Galicia
Autoridad Portuaria de A Coruña
Caixa Galicia

2 de septiembre de 2009

Turismo náutico Agosto 2009

Portosín (5 de Agosto de 2009).-
El grueso de la tripulación salió de La Coruña en una furgona de 9 plazas y después de hora y media de viaje llegamos al Náutico de Portosín en dónde nos esperaba la Juan de Lángara atracado en uno de los pocos pantalanes donde los 18 metros de eslora de la goleta tenían cabida.
Aurelio Fernández Lage (capitán de la etapa anterior y presidente de la Asociación Juan de Lángara) nuestro buen amigo Manolo Gordillo, esperaban con impaciencia nuestra llegada.
Después de los saludos y puesta al día de las contingencias, la nueva tripulación se afanó en la preparación de las siguientes singladuras.
A la mañana siguiente, después de unas breves pero importantes explicaciones a los nuevos tripulantes, a eso de las 11 de la mañana salimos a la mar cruzando la Ría de Muros en busca de mar abierto. Al sur de Finisterre, el viento del NW fuerza 5 y la mar un tanto confusa, hizo mella en alguno de los enrolados primerizos y apareció el primer mareo. Una vez popa a la mar, con la mayor recogida y trabajando solo con la entrepalos y la génova, arrumbamos al S de la Isla Sálvora que es el punto de entrada a la maravillosa Ría de Arosa. Una vez allí, el viento de proa nos obligó a arriar el trapo y continuar a motor hasta el puerto de Vilagarcía de Arousa, al que arribamos al atardecer.

Vilagarcía (6 de Agosto de 2009).-


Caramiñal (6 de Agosto de 2009).-

Porto Novo (8 de Agosto de 2009)



Portonovo (9 de agosto de 2009).-

Nos dirigimos Miriam y yo ( Montse) hacia Portonovo, punto de partida, a una hora imprudencial, las dos y media del medio dia, habiendo puesto la salida a la 1. Por ello, casi nos quedamos en tierra. (Lo que noshabrian echado de menos si nos hubiesen dejado, Jaja).
Salimos a las 14:30 hacia las Islas Ons, como el viento lo permitia izamos la Genova y la Entrepalos. Pasamos alli todo el dia. La comida es escasa pero buena, unos trocitos de tortilla y embutidos para todos.
Tras comer, a Miriam y a mi, se nos resiste la olla de ser lavada, teniendo en cuenta que es mas grande que el fregadero, de ahi sus complicaciones. Poco mas tarde nos complace recibir la grata visita de la Policia de las Islas Atlanticas, que como siempre vienen para decir cosas poco importantes, pero el Capi los camela muy bien.
El barco fascinante por fuera y por dentro, y lo mejor la motora salvavidas, que de motora tiene poco (peor esto nadie lo sabe, solo los Langarines), por cierto, comodisima para echarse una siesta despues de un refrescante baño en el mar. ( el baño demasiado refrescante).

De vuelta a Portonovo, izamos de nuevo las velas. Alli, como el sitio en el pantalan es tan escaso y la "goleta" cabia tan justa que tuvimos que quitar las boyas de un lado, nada importante. Una vez alli, mientras unos se duchan, Miriam y yo nos decidimos a limpiar el casco con Mistol, hasta que llega Cristina y nos dice que esta prohibido. Jaja. Tras de nosotros una huella en el mar de espuma.
Cenamos en un restaurante cerca del puerto, volvemos y nos tomamos unas copitas para dormir mejor. Antes, habiendo probando la comida de supervivencia, aquello era arroz crudo prensado.

Tripulacion:
Miguel, Miriam, Antonio, Jose, Maria, Carlota, Cris, Cristina. Proximas incorporaciones: Raquel, Sese, Quique y Mercedes.